Reflexiones del Ararteko en torno a las violencias contra la infancia y la adolescencia
La institución del Ararteko expresa su condena más rotunda por el asesinato el pasado viernes en Bilbao, de la niña de 13 años Jasmina Eva, y traslada sus condolencias a su familia, amigos y amigas
Ante este hecho desgarrador, el Ararteko desea compartir con la sociedad vasca algunas reflexiones en torno a las violencias contra la infancia y la adolescencia, que no excluyen otras que se pudieran derivar del contexto de violencia machista en el que haya podido tener lugar este crimen.
En primer lugar, llama la atención sobre la invisibilización de la violencia hacia la infancia y la adolescencia. Hechos como el que hoy denunciamos nos horrorizan y sobresaltan cuando suceden, pero no hemos de olvidar que el asesinato no es sino la manifestación del grado más extremo de la violencia que se puede ejercer sobre una persona. La violencia sobre niños, niñas y adolescentes es una realidad con la que convivimos con cierta naturalidad: se ejerce de distintas formas (física, psicológica...) y con distinta intensidad, pero siempre daña y atenta contra sus derechos. Independientemente de las razones que la motiven, la violencia contra los niños, niñas y adolescentes es siempre inadmisible.
Como las investigaciones ya han demostrado, la violencia la ejerce "quien puede", quien tiene poder para hacerlo, porque siempre estamos ante una asimetría de poder. En el caso de las niñas y niños, las personas adultas "pueden" porque los niños y niñas dependen de ellas hasta alcanzar su autonomía. No podemos olvidar, además, que, en un alto porcentaje, esas personas adultas son referentes cercanos, personas en quienes confían y con las que tienen vínculos afectivos.
En todo caso, lo que permite esta aceptación silenciosa de la violencia contra la infancia y la adolescencia es la negación a los niños, niñas y adolescentes de su condición de sujetos de derechos, condición reconocida por la Convención sobre los Derechos del Niño ya desde 1989. Los niños y niñas no son objetos, no pueden ser "utilizados" para ningún fin distinto al de su desarrollo y bienestar. No son propiedad de nadie, ni de sus progenitores.
Es cierto que se van dando pasos. Se han promulgado leyes que ponen la violencia contra la infancia y la adolescencia en el centro, comienzan a existir estudios rigurosos sobre la prevalencia de la violencia, sobre su impacto en la víctima que la sufre. La idea de la prevención y la promoción del buen trato y los contextos seguros empieza a abrirse paso en las agendas públicas. Pero en esta tarea, nos necesitamos todos y todas: las administraciones públicas, las organizaciones sociales, las ciudadanas y ciudadanos (madres y padres, profesionales, vecinos y vecinas). Necesitamos generar un ecosistema en el que el recurso a la violencia contra los niños, niñas y adolescentes no tenga cabida.
El recuerdo vívido ahora de Jasmine Eva, pero también el de todos esos niños, niñas y adolescentes que permanecen en la invisibilidad de la violencia, debe impulsar y guiar a toda la sociedad vasca en esta trascendental tarea.
Vitoria-Gasteiz, 3 de junio de 2025